"NO HAY UN CAMINO QUE LLEVE A LA PAZ, LA PAZ ES EL CAMINO" M. GANDHI
Trátate a ti mismo de la manera que quieres que te traten, no esperes que alguien te dé lo que tú no eres capaz de darte

jueves, 29 de octubre de 2020

Maria Magdalena


La religión cristiana no aporta mucha información sobre su persona. Se ha dicho que antes de conocer a Jesús era prostituta y después se convirtió en una de sus seguidoras, y que ante ella se presento Jesús tras resucitar.

Pero fuera de lo oficial hay otra historia sobre María Magdalena, en los evangelios apócrifos y otras fuentes esparcidas por la red. Una historia muy curiosa, que habla de una mujer culta y de buena posición económica, que conocía a Jesús, y que se amaban, antes incluso de que él empezase a predicar. Se dice que Jesús y ella estaban muy unidos, que era una más entre los apóstoles, participando en todos sus asuntos como pareja y discípula a la vez. Parece ser que el grupo en general le estaba agradecido porque tenía medios y siempre era de gran ayuda. Sólo había cierta tirantez con Pedro, con el que según dicen ella no se llevaba muy bien, o él con ella.

Se cuenta en dichos lugares de la red, que tras la crucifixión de Jesús y una vez llevado el cuerpo al sepulcro, María Magdalena lo veló toda la noche, sola, por deseo propio que María madre aceptó, pues la apreciaba y comprendía que a ella le correspondía velarlo. Cuentan también que al amanecer María Magdalena pudo presenciar lo que después sería el pilar del cristianismo, la resurrección de su amado.

Hay algo que me ha llamado mucho la atención, que Jesús tenía buena relación con Poncio Pilato, que lo había llamado a su palacio cuando tuvo noticias sobre él, y que habían conversado varias veces antes de que fuera denunciado como sujeto peligroso para el orden público. Que la idea de que se lavase las manos la propuso el propio Jesús, para ayudar a Pilato a descargar la culpa que sentía ante el devenir de los acontecimientos. Y que éste le prometió que María Magdalena y su hija (Jesús tuvo descendencia según dicen) María su madre, y otras personas de confianza, saldrían de la región si lo deseaban y se aseguraría de que no fuesen  importunadas por nadie.

Se cree que viajaron por el mar Mediterráneo, con parada en Egipto durante un tiempo, para finalmente desembarcar en la costa francesa, tal vez en les Saintes Maries de la Mer. Se dice también que María Magdalena dio a conocer las enseñanzas de Jesús en Marsella durante unos años y que en la última etapa de su vida se recluyó en una cueva, la Sainte Baume, en la Provenza. Con respecto a esto último hay otra versión diferente que asegura que no se quedó en Francia, sino que pasado un tiempo atravesó con su hija el canal de la Mancha y acabó sus días en algún lugar de Reino Unido.

Hoy por hoy tiene más aceptación la primera tesis que señala que María Magdalena paso sus últimos años en Francia, y allí murió. Y en la cripta de Saint-Maximin, (la Provenza, Francia) se exhibe con orgullo y bastante devoción, un sarcófago en el que presuntamente se hallan los restos de María Magdalena.


domingo, 25 de octubre de 2020

¿Hasta que punto nos importa el que dirán?


Uno de los males con los que lidiamos a menudo es el de sufrir por la opinión ajena. Somos aquello que pensamos y podemos ser juzgados pero ¿debe ese juicio condicionar nuestra vida si actuamos de acuerdo con nuestras ideas?. 

Quien no te acepta, de alguna manera se resiente y te lo hace ver para que reacciones, poniéndote en la tesitura de seguirle el juego o ignorarlo sin más. De niños, a muchos nos acostumbraron a tener en cuenta la opinión de los demás por encima de la nuestra, y dejamos de hacer cosas que nos parecían naturales y nos amoldamos a otras que no tenían sentido para nosotros, porque confiábamos en quienes nos lo inculcaban, nuestros bien intencionados padres, que escucharon algo parecido de los suyos.  

Es un fastidio vivir con ese sentimiento incómodo del que dirán, y he decidido dar un buen portazo a esa esclavitud. Me he convencido de que acomodarme a lo que se espera de mi, cuando por dentro lo rechazo, es perder mi valía, hacerme de menos. 

Por otra parte, este mundo está lleno de exigencias y no es fácil decir "no" cuanto se espera que digas "si". A mi me cuesta mucho negarme a hacer algo que entiendo que no me corresponde, el hecho de que me lo pidan ya me hace dudar, pero en el fondo sé que tengo ese derecho a negarme, si así lo siento. 

Siempre hay formas de endulzar una negativa y en eso llevo años cogiendo tablas. Como me cuesta tanto decir "no" a la primera, suelo empezar diciendo "me lo pensaré" aún sabiendo que no lo voy a hacer, me tomo un tiempo para elegir las palabras más suaves pero contundentes para justificarme. Pero ¿por qué tengo que justificarme? soy lo que soy, no lo que los demás esperan de mi, y aunque no es agradable quedar por debajo de las expectativas de otros, creo que es peor ningunearme para quedar bien.

Somos controlados de muchas maneras, y no niego que se necesita cierto control para que las cosas funcionen, pero en mi esfera personal no me gusta ceder el control de mi vida a los demás, y sin embargo lo he hecho tantas veces... . Ceder y respetar se parecen pero no son lo mismo. Y hasta en el respeto, entendido como consideración hacia alguien o algo, hay una verdad muy clara, comienza por uno mismo, algo fundamental para saber respetar a los demás.

Me he dado cuenta de que a menudo cargo con una mochila muy pesada, porque meto demasiadsas cosas que considero imprescindibles, algunas heredadas de generaciones atrás. Pero creo que no esta de más revisar esa mochila y sacar peso inútil. 


Premio Pulitzer de fotografía año 1958

La foto titulada Faith and confidence (Fe y confianza) hace volar la imaginación sobre las confidencias que le puede hacer a un policía, un niño de apenas 2 años de edad.


Fe y confianza de WILLIAM C. BEALL


miércoles, 21 de octubre de 2020

algunas lecciones de vida



El día que aprendí a amarme

comprendí que era fácil amar a los demás

y aceptar lo diferente

a pesar de lo que dijera mi mente.


El día que aprendí a confiar en mi misma

empecé a ver el mundo con nuevos ojos

y mi vida dejó de ser tan dura

porque al fin pude caminar sin armadura.


¿Por qué sufrí? ¿por qué luché?

 ¿por qué tanto me desazoné?

si solo tenía que curarme por dentro

para ver como sanaba todo lo que me rodeaba.


Hoy veo la Vida en azul y rosa

lo cual no es poca cosa

y hasta cuando se pone seria

la sigo viendo... Bella.



lunes, 19 de octubre de 2020

Fabricando el consenso de Noam Chomsky

La información es poder (sobre todo para quien la controla)

Este libro da muchos datos sobre los creadores de opinión, esos especialistas capaces de hacer que en un país la opinión pública pase de condenar una cosa a dar su aprobación, y además en poco tiempo. Lo llama la "ingeniería del consenso" promovida por quienes ejercen (a efectos prácticos) el poder sobre los ciudadanos: la comunidad financiera y empresarial.

A la población en general se la considera un rebaño. Y los que detentan el poder, los pastores, saben lo que hacen. Tienen que domesticar al rebaño porque si cada uno va por libre, somos demasiados, y podríamos dar problemas.  El pensamiento estandarizado les interesa mucho. Así como fomentar la apatía, la obediencia y la pasividad como un estado natural en las personas para que el mundo funcione, funcione para ellos, claro.

En el libro se citan muchos ejemplos de la belicosa política exterior de EEUU. y de como se puede conseguir que un conjunto de ciudadanos en su mayoría pacíficos respalden guerras atroces, con enormes cifras de muertos a sus espaldas.

Como resumen, esta frase me parece muy interesante: 

"si se tiene control de los medios de comunicación, y el sistema educativo y la intelectualidad son conformistas, se puede llevar a cabo cualquier política"

 

Enlace al libro en pdf


Éste vídeo explica bastante bien de lo que habla Chomsky en su libro sobre el consenso fabricado.







viernes, 16 de octubre de 2020

Mejor reírse a carcajadas

Hay situaciones realmente absurdas en las que te ríes por no llorar, supongo que todos en alguna ocasión hemos exclamado internamente "tierra trágame" Y se me ha ocurrido hacer una lista de anécdotas. 

      

  • Que vayas a 100 km de distancia a ese restaurante que consideras tan especial y al llegar te encuentres con un cartel de cerrado por obras.
  • Cuando hablas con una conocida sobre algo que te ha molestado de la profe de tu hija y luego te enteras de que es su cuñada.
  • Que lleves una deliciosa y delicada tarta para una celebración familiar y cuando estas llegando se te escape de las manos, de una vuelta de campana y quede desparramada y destrozada a tus pies.
  • Cuando para quedar bien con un regalo te gastas un buen dinero en una cartera de piel, y luego te enteras de que la mujer es una férrea defensora de los animales y detesta que se comercie con ellos. 
  • Cuando sales a la calle con prisas y hasta que vuelves no te das cuenta de que has puesto el jersey al revés y se ven las costuras.
  • Que vengan invitados a comer a casa y ese día el arroz, que tu marido ha dicho que lo preparas muy bien (y suele ser así) sea una caca, con perdón.
  • Que digas a alguien que tu marido es una persona muy considerada y en ese momento se presente huraño, desagradable y exigiendo que le des las llaves de casa porque las ha perdido.
  • Que tu hija se llame Paz cuando es la persona más guerrera con la que has tropezado en tu vida.
  • Cuando has aguantado una cola enorme y justo cuando te toca a ti te dicen que se acabo lo que se daba.
  • Que le digas a alguien que tienes todo el tiempo del mundo para tomar un café y esa semana te llame tu tía, esa amiga que hace tiempo que no ves, el técnico que dijo que iba a venir a casa hace semanas... todos con la idea de quedar contigo.
  • Que lleves orgullosa una chaqueta nueva y un pájaro decida bautizarla a conciencia.
  • Que pienses que es el día perfecto para salir a dar un paseo y cuando estas a 2 km de tu casa te caiga un chaparrón que te cala hasta los huesos.

Añado un artículo de Fermín Apezteguia en el Correo de hace unos años, que me gustó mucho.

El valor terapéutico de la risa está demostrado en cantidad de trabajos científicos. Lo mejor de esta medicina es que está al alcance de cualquiera, no es una condición innata, sino que se puede cultivar.

"Una persona sin sentido del humor escribió el literato inglés Henry Ward es como un coche sin amortiguadores; salta de dolor con cada piedra del camino". La apertura del festival -La risa de Bilbao-, al que acuden este año primeras figuras de la literatura, el cine y el humor gráfico entre ellos el exmiembro de los ingleses Monthy Phiton John Cleese permite recordar el alto valor terapéutico de la risa. Con la salvedad del agua, el humor es quizás el producto terapéutico más sano al alcance de todos los bolsillos. Para disfrutar de su alto valor medicinal no hay que tener una renta mínima, ni pertenecer a una determinada clase social. Para reírse a placer y beneficiarse así de sus ventajas basta solo con que se cumpla una condición: tener ganas de hacerlo.

"Reírse de todo puede ser de necios, pero no reírse de nada puede ser de presuntos mentecatos" afirma el especialista Jaime Sanz, oncólogo cántabro especializado en Cuidados Paliativos, que ha escrito varios informes sobre el poder curativo del humor. La risa, según la ciencia no es palabrería acelera los procesos de curación y, al revés, quien no recurre a ella, se expone a enfermar, por la caída de su sistema de defensas. Proporciona sentimientos positivos de alegría y gozo e incluso herramientas para afrontar los problemas.

Hay que aprender de los niños

La risa es una condición innata del ser humano y que, hasta hace poco, se creía exclusiva. Una investigación del prestigioso Centro de Neurociencias de la la  Mente y el Comportamiento de la Universidad de Northwest, EEUU, concluyó que ratas, perros y chimpancés también se ríen y manifiestan su bienestar personal con alegría. Por desgracia, a lo largo de la vida, se va perdiendo. Los niños de 7 a 10 años se ríen como unas 300 veces al día; los adultos se quedan en torno a 80 y, por desgracia, cuanto mayor se es, menos se ríe uno y hay quienes sonríen tan poco que parecen haberlo olvidado.

El humor es un auténtico bálsamo contra el estrés de la vida diaria. No solo estimula los aparatos circulatorio y respiratorio, sino que además, reactiva el sistema nervioso simpático, que es el que actúa en situaciones de ansiedad. Después de reírse con ganas, la presión arterial desciende, la digestión mejora y la tensión muscular disminuye.

Un placer como para morirse

Ahora bien, lo más sano de todo es que a uno le salten las lágrimas de tanto reírse, que sienta que va a reventar de una carcajada sin fin. El que lo hace así, elimina cantidad de toxinas, esteroides y hormonas que se liberan a través del llanto. Incluso se sabe que la risa, aunque resulte paradójico, ayuda a morirse mejor, contribuye a aceptar la muerte y a engendrar esperanza. No se puede pedir más.

Si llegados a este punto, por fin se ha convencido y pretende ponerlo en práctica, tenga en cuenta que el humor no es una gracia caída del cielo. Como en todo, hay que practicarlo y cuánto más se usa, mejor se maneja uno con él.

Condición previa: establezca desde el principio una relación sana, alegre, empática con las personas con las que va a relacionarse con sentido del humor.

Si quiere fomentarlo, frecuente espectáculo humorísticos, vea películas cómicas y trate de retener algunos chistes.

Busque el lado gracioso no de los momentos trágicos, pero sí de los problemas imprevistos, las situaciones embarazosas.

Piense en positivo. Refuerce, por pequeño que sea, los aspectos positivos de las personas que conviven o trabajan con usted.

Aproveche el humor de las personas que conoce para adaptarlo al suyo.

Alégrese. La alegría es un estado normal de ser humano. Practíquela.

Piense en valores. Sea consciente de las actitudes que favorecen las relaciones humanas, principalmente el respeto y la comprensión.

Y por último, una cuestión fundamental. El primer paso para desarrollar el sentido del humor consiste en aprender a reírnos de nosotros mismos, de nuestras debilidades, errores, miedos e ignorancias. La vida es para vivirla, mejor riéndose con ella.


lunes, 12 de octubre de 2020

Un día más cae la tarde



El atardecer es un momento mágico

el sol se va a recorrer otras tierras, otros paisajes 

y queda en su lugar la luna, para arroparnos

y acompañarnos en nuestros sueños.


El reto es descansar en estos tiempos extraños

me duermo pensando en un mañana mejor

y al despertar comprendo que mi vida es mía

y me despido del pesar, que sé como quiero vivir y soñar.


Lo mismo se repite cada día, amanezco libre y radiante

pero me voy oscureciendo con el día por delante

hasta que llega el descanso, tras dejar ir el último pensamiento

un día más confío, para así lograr tener otro buen amanecer.



jueves, 8 de octubre de 2020

La belleza del parque estelar

A la mayoría de las personas nos gusta la luz, supongo que por eso nuestras ciudades están tan iluminadas en la noche, además de la seguridad que aporta. Pero sucede que con la iluminación nocturna se puede caer en la llamada contaminación lumínica. Algunos no podemos apreciar las estrellas en toda su magnitud y es una lástima, el cielo nocturno despejado y suficientemente oscuro es un espectáculo digno de ver. También se dice que algunos animales, sobre todo de hábitos nocturnos, se resienten en su modo de vida por un exceso de luz nocturna si su hábitat esta cerca de núcleos urbanos.

Saco el tema a relucir, nunca mejor dicho, por un artículo que casualmente leí esta mañana sobre nuestros cielos y la falta de calidad del cielo nocturno, que ha hecho que aparezcan zonas llamadas parques estelares. Se trata de territorios que protegen sus cielos de la contaminación lumínica y en España contamos con varios: el Jardín botánico de Sta. Catalina, cerca de Vitoria; Tiedra, en la provincia de Valladolid; Gorafe, en la provincia de Granada; El Jabalón, en la provincia de Teruel o Babia, en la provincia de León, entre otros. Por cierto, este verano mi hija y yo disfrutamos de una experiencia muy bonita bajo el cielo nocturno de Babia, parque estelar que es además reserva de la biosfera. En este lugar puedes ver tantas estrellas que resulta impresionante. Solo en otra ocasión vi un cielo de ese calado, hace años, en las Islas Cíes de Galicia. Supongo que a algunos montañeros no les parecerá algo asombroso pues lo disfrutan a menudo, pero no es mi caso, que más quisiera yo.

El paseo por las estrellas al que nos apuntamos este verano lo ofrece la Fundación Starlight. Se trata una visita guiada por el cielo nocturno de Babia en donde se relatan historias mitológicas y nos muestran con un puntero laser las constelaciones de las que hablan. También se pueden ver planetas, con telescopio, y otras curiosidades astronómicas. Hasta pudimos ver una nebulosa fuera de la Vía Láctea, con unos prismáticos especiales que nos prestó un astrónomo, eso fue ya al final cuando estábamos tomando el chocolate que nos ofrecieron. Detalle que es de agradecer, pues en alta montaña tras estar tumbadas en el suelo, incluso con esterilla y manta, acabas teniendo frío y la bebida caliente sienta bien.

En todo caso, para mi estar tumbada observando esa maravilla de bóveda cuajada de estrellas y escuchando relatos y curiosidades varias, me encantó. Me parece una actividad recomendable si te gusta mirar el cielo nocturno y sueles estar en sitios demasiado iluminados. A mi hija y a mi nos gustó tanto que hasta planeábamos repetir pero no hubo manera, nos dijeron que el aforo es limitado y el mismo día en que se abre el plazo parece ser que se llena. Lo dejaremos pues para el próximo verano.


paseo por las estrellas en Babia


martes, 6 de octubre de 2020

Todo está en la mente


imagen de un coche en la oscuridad
Autor: GTorres
https://pixabay.com/es/users/gtorres-229479/


Me desperté con energías renovadas, me sentía muy bien. Mi madre ya se había ido a trabajar, en la cocina me había dejado una nota deseándome un buen fin de semana.

Desayuné, y tras la ducha me vestí, y me disponía a coger la mochila cuando sonó el teléfono. No me gusto su ring y descolgué de mala gana. No eran buenas noticias, Raquel me avisaba de un imprevisto en el trabajo y de que le era imposible acompañarme. Lo entendí, incluso le quite importancia, aunque me sentía un tanto fastidiada por dentro. Tenía unos días de vacaciones y mi idea era empezarlas ese fin de semana en la casita de verano del pueblo.

Me quedé un rato pensando si suspendería o no mis planes, finalmente decidí que no. A mis 30 primaveras me consideraba lo suficientemente joven para comerme el mundo y lo suficientemente madura como para arreglármelas sola. Cogí el coche y puse rumbo a mi descanso en soledad, o más bien en completa libertad, tenía de nuevo el ánimo por las nubes.

El día transcurrió feliz, con baños de mar y paseos por la playa, el tiempo era espléndido. Tocaba regresar a mi casita de verano y decidí pasar por la tienda a coger una cerveza, de acompañamiento al sandwich que sería mi cena. Rebusqué con fastidio en la bolsa de playa, y nada, no había traído la cartera. Una vez confirmado, solo me quedaba echar a andar sin más por el paseo que une la playa con mi casa. Son solo 20 minutos, unos 2 km. pero esta vez se me hizo especialmente largo. 

Ya en casa, tras comer el sandwich, me volvieron las ganas de tomarme una cerveza fresquita y aunque me daba pereza volver al pueblo, me calcé y me puse en camino. Al llegar me di cuenta de que era bastante tarde y la tienda ya estaba cerrada, así que me acerqué al bar del camping, con su maravillosa terraza en la que pude localizar un sitio donde sentarme. Tengo la costumbre de llevar siempre conmigo un libro de bolsillo, así que tomando mi bebida, con los últimos rayos de sol del día, me enfrasqué en la lectura. Perdí la noción del tiempo, el libro era realmente interesante. De pronto, me di cuenta de que la luz había bajado muchísimo, estaba oscureciendo. Me incorporé de la silla y recogí  mis cosas rápidamente. La vuelta a casa era por un paseo bien iluminado con farolas cada pocos metros pero muy solitario, y la idea de hacerlo de noche, sola, me puso algo nerviosa.

La oscuridad se fue haciendo dueña de todo, y la acera, que discurría bordeada de preciosos árboles, me parecía desolada. Hasta en las ramas de esos bellos acompañantes había un aire tétrico que no sabría explicar. Con cierta sensación de opresión en el pecho avanzaba en total soledad con paso ligero, dispuesta a llegar a mi destino lo antes posible. Tenía un mal presagio, esa famosa intuición que a menudo nos atribuyen a las mujeres. Ya había hecho mas de tres cuartas partes del recorrido y empezaba a relajarme, cuando oí el ruido de un motor y me giré hacia atrás.

A lo lejos venía un coche. La compañía no me agrado precisamente, empecé a notar que mi corazón se aceleraba al  percibir que ese coche aminoraba su marcha al acercarse a mi. Pude ver, mientras me adelantaba de forma asombrosamente lenta, a un solo pasajero. No recuerdo bien la cara de ese conductor, pero sí el coche, era un modelo familiar, viejo y de color naranja como las bombonas de butano, ese detalle me quedo grabado en la mente. Y tras detenerse unos cuantos metros por delante de mi, observe aterrada como se apagaban sus luces.

Mi corazón empezó a latir a un ritmo frenético, ya había dejado de sentirlo en el pecho, me latía directamente en la boca, a la vez que tragaba saliva compulsivamente, en un intento desesperado de hacerlo descender antes de que se desbocase definitivamente.

Y en ese instante, con una angustia que no se puede explicar, llamé a mi ángel de la guarda, con el pensamiento. Mi abuela de pequeña me decía siempre que cuando tuviera algún problema lo llamase, que él acudiría en mi ayuda. No sabía como llamarlo, y aún así le invoqué:

--  Ángel protector, nunca te he llamado, porque nunca te he necesitado tanto, ven en mi ayuda, por favorrr.

Transcurrían los segundos, o minutos ¿quién sabe? el tiempo había dejado de existir. Mis pasos continuaban, uno tras otro, sin que yo diese ninguna orden, era como si mis piernas se moviesen por su cuenta. 

Llegue a la altura del coche y lo sobrepase, siempre mirando al frente, mi cuerpo estaba como robotizado, en mi interior yo temblaba como una hoja, pero mi cuerpo avanzaba decidido, como si siguiera un programa. Cuando estaba ya casi preparada para lo peor, sentí el ruido del coche que se ponía de nuevo en marcha. Recuerdo que me pareció oírlo como muy lejano, pero al momento note que algo me adelantaba y pude ver como el coche naranja se alejaba ganando velocidad rápidamente. 

El resto del trecho que me quedaba a casa lo hice como entre tinieblas, en un estado zombi total. Cuando cerré y aseguré la puerta de mi casa, sentía que las piernas me temblaban y las fuerzas me abandonaban, como pude me serví un vaso de leche que ni me molesté en calentar, me lo bebí, y me fui a la habitación para dejarme caer sobre la cama. En un último esfuerzo me desvestí y me puse el pijama, y ya acostada cerré los ojos. Me dormí casi al instante.

Esa noche soñé con mi abuela, que una vez más se metía en la cama conmigo tras una pesadilla, y me tranquilizaba, y me decía que no me preocupase, que si algún día ella no estaba, mi ángel de la guarda me acompañaría.

Y soñé también con un hombre muy alto y corpulento, de pie, frente a mi, mirándome. En un primer momento me entró desazón, pero entonces habló, y su voz era tan paternal que me calmé por completo. Me dijo que era mi ángel de la guarda, y me lo creí. Le di las gracias por haberme ayudado en esa carretera desierta, y le pregunté qué había hecho para que el coche arrancase y se fuese sin más.

-- Soplé en la nuca del conductor, y no le gustó, me respondió.

Me quedé atónita con su contestación. Pero pensé que tenía sentido, igual le provocó miedo, dudas... Alguna sensación desagradable... Le aseguré que había aprendido la lección, que ya no volvería a meterme  nunca más en semejantes atolladeros. Él se río, de forma contundente como era toda su persona, pero con una risa franca, casi cómplice. Entonces se acercó, poniendo su mano sobre mi hombro justo antes de desvanecerse.

Oí el ruido de las olas del mar al deshacerse en la orilla y tuve la impresión de que estaba en la playa. La claridad era inmensa, casi cegadora, mis ojos parpadeaban y aprecié una ventana, y un armario, me encontraba en mi habitación, incorporada sobre la cama. Estaba despierta y la luz del sol entraba a raudales porque se me había olvidado bajar la persiana.

Creo que nunca he pasado tanto miedo como esa noche. Necesitaba una lección, y vaya si la aprendí. La prudencia es algo que debería de ser innato, pero si no eres capaz de desarrollarla, el miedo se encarga de hacerte consciente de ella. En esa ocasión asimile una lección de vida que no olvidaré jamás.

Todavía hoy me pregunto si existirá el ángel de la guarda, suena tan infantil. Y resulta extraño que un adulto se lo plantee. Pero si existiera, creo que he tenido el placer de conocerle.



*** Esta entrada la hice como reto de octubre de Ginebra Blonde ***




domingo, 4 de octubre de 2020

Buscando a Eric

Película que empieza de forma gris pero va ganando según transcurre la historia. El protagonista, Eric, se deja guiar por un ex-jugador de fútbol que le ayuda a tomar las riendas de su vida. Tiene algunos momentos trágicos y también otros muy graciosos.

La encuentro bastante amena, y me ha llamado la atención su apología de la amistad y del compañerismo.

Vi la película a través de amazon prime, intenté localizarla gratis en español para ponerla en el blog pero parece ser que en nuestro país tiene derechos de autor que no lo permiten. 






jueves, 1 de octubre de 2020

¿Qué es lo más importante de tu vida?


El día que me hicieron esta pregunta me quedé parada, y eso que soy parlanchina por naturaleza, no sabía que decir.

He tenido bastante tiempo para pensarlo y aún sigo dándole vueltas a la pregunta en cuestión, pero creo que podría contestar que lo más importante para mí en este momento es la paz. Pienso que mis necesidades básicas están cubiertas, hoy por hoy, y soy consciente de la suerte que es poder sentirlo así. No soy muy ambiciosa, materialmente hablando, y tengo cerca a personas a las que amo y de las que recibo amor. Tampoco me faltan ilusiones ni sueños, y cuando alguno me viene a la cabeza me saca una sonrisa. ¿Cuál es entonces el motivo de los días grises que todos tenemos?. Observando mi día a día caí en la cuenta de que esos días especialmente nublados tienen algo en común, andaba alterada, algo me había sacado de esa paz que hace que todo marche bien.

He estado en modo multitarea durante muchos años, con tanta actividad que ya no daba más de mi, huraña y rígida en demasiadas ocasiones. Hoy en cambio, me puedo permitir el lujo de hacer una cosa de cada vez, y veo de otra forma ese ir corriendo a todas partes, y multiplicándome a costa de hacerme daño, aunque entonces no lo sabía. Pensaba que debía tener, tener más, de todo... . El caso es que mi vida se ha transformado de un tiempo para acá, y mucho. El verbo "tener" dejo de ser importante y empecé a valorar otro verbo "ser" y estoy a gusto con el cambio. Siento respeto y cariño por las personas que viven como yo lo hice durante mucho tiempo, y al escribir esto pienso que cada persona es un mundo y una no puede ponerse en los zapatos de nadie, somos tan diferentes ... con toda la magnitud que eso supone.

Habrá quien considere que lo más importante de su vida es el lazo que tiene con otra u otras personas. Yo lo he considerado individualmente, porque entiendo la pregunta más como una cuestión personal.

Llevamos vidas muy diferentes aunque en el fondo todos queremos lo mismo, ser felices. Cada uno busca esa felicidad en aquello que le llena y se frustra si no logra lo que considera esencial en su vida. Deseo de corazón a quien lea lo que he escrito, y desee hacerse esta pregunta, que encuentre su respuesta.