"NO HAY UN CAMINO QUE LLEVE A LA PAZ, LA PAZ ES EL CAMINO" M. GANDHI
Trátate a ti mismo de la manera que quieres que te traten, no esperes que alguien te dé lo que tú no eres capaz de darte

miércoles, 26 de agosto de 2020

El cañón de granizo


Me ha sorprendido bastante enterarme de esta tecnología que desconocía hasta ayer.

Un informe sobre el sistema anti granizo 

Si creemos lo que prometen sus fabricantes, este invento sirve para evitar el granizo. Y avisan en la última página, que el artilugio produce alta contaminación acústica además de amortiguar los chubascos. Lo asombroso es que sea legal vender un producto que aunque pocos puedan pagar, afecta al clima y puede tener efectos secundarios en la zona donde se vaya a colocar.

Podía haberse quedado en algo curioso sin más pero apareció el imperio Volkswagen en el asunto, como propietario de uno de estos cañones, y empece a darle más crédito al invento.

Youtube me ilustró al respecto.

Por un lado un orgulloso vendedor: https://www.youtube.com/watch?v=XjPZyG5bMsw  (1.31 minutos)

Y por otro, la protesta de los campesinos vecinos del aparcamiento de coches al aire libre, que consideran que Volkswagen  es la responsable de las tremendas pérdidas en sus cultivos  de maíz:  https://www.youtube.com/watch?v=IAok1K81jLo  (2.24 minutos)

La historia no acabo mal. Parece ser que tras la exigencia de los campesinos a Volkswagen para que pagase indemnizaciones por  el daño a sus cultivos, vino la consiguiente intervención estatal.  Y finalmente, la empresa decidió instalar unas mallas para proteger la carrocería de sus vehículos, renunciando al uso del cañón de granizo.

El conflicto empezó en el año 2015, pero fue a partir de agosto de 2018 cuando se empezó a resolver el asunto. No creo mucho en las casualidades y lo que ayudo a los campesinos a ganar esta batalla posiblemente fue que en mayo de ese año el presidente ejecutivo de Volkswagen fue acusado de "fraude y conspiración" en los EEUU por el escándalo de las emisiones contaminantes de sus vehículos (Dieselgate). Las demandas por pérdidas de miles de millones de dólares se acumulaban, un buen motivo para dejar quieto su cañón anti granizo en Puebla, México con la que les estaba cayendo.



sábado, 22 de agosto de 2020

El pequeño Buda

Entretenida y singular película que ofrece bastante información sobre las costumbres tibetanas. Es una mirada a otras realidades, otra mentalidad.

Una parte de la historia se desarrolla en Bhutan, nación tradicional, una bella rareza por la que temes cuando descubres su esencia. En el vídeo anterior sobre Bhutan tuve por un momento la idea de que la tecnología es mala, corrompe... y luego caí en la cuenta de que nada es blanco o negro y que debo dar gracias a internet por descubrir a esas personas y su forma de vida tan diferente a mi realidad cotidiana.

Pero bueno, yendo al grano, ésta es una buena historia para los amantes y curiosos de otras culturas. Se halla en las antípodas del pensamiento occidental, y ahí está la gracia.





miércoles, 19 de agosto de 2020

Bella, de Pablo Neruda

Andaba estos días en busca de una poesía que me diese tono, que me evadiera del sopor de este verano extraño, lleno de desasosiego y de oscuros vaticinios. Y ¿como no? Bella de Neruda me salió al paso en ese camino que haces cuando no sabes a dónde vas, pero algo te lleva a encontrar justo lo que buscas.

Poema hondo, que te enciende el sentimiento, en especial si tienes a alguien, algo, a que asociar. Fue el poema que leí a mi hija cuando quiso saber qué era la poesía. Le impresionó, porque puse el alma en esa lectura, pensaba en ella con cada palabra que pronunciaba, mi hija, mi bella... . Hoy, con la idea en mente de escribir sobre éste poema le pregunte si se acordaba de la vez en que se lo leí, y ese torrente de hormonas de preadolescente que es ahora mi hija, dudó, y finalmente dijo que no se acordaba bien. Así están las cosas, la poesía sólo es pasado efímero en el eterno presente en el que ahora vive. Pero pienso que hay muchas posibilidades de que vuelva a ella, porque un primer contacto con la poesía en la infancia deja su huella. Ojalá se leyese más poesía a los niños, preciado regalo que se deposita en el alma.  




Bella,

como en la piedra fresca

del manantial, el agua

abre un ancho relámpago de espuma,

así es la sonrisa en tu rostro, bella.


Bella,

de finas manos y delgados pies

como un caballito de plata,

andando, flor del mundo,

así te veo, bella.


Bella,

con un nido de cobre enmarañado

en tu cabeza, un nido

color de miel sombría

donde mi corazón arde y reposa, bella.


Bella,

no te caben los ojos en la cara,

no te caben los ojos en la tierra.

Hay países, hay ríos

en tus ojos,

mi patria está en tus ojos,

yo camino por ellos,

ellos dan luz al mundo

por donde yo camino, bella.


Bella,

tus senos son como dos panes hechos

de tierra cereal y luna de oro, bella.


Bella,

tu cintura

la hizo mi brazo como un río cuando

pasó mil años por tu dulce cuerpo, bella.


Bella,

no hay nada como tus caderas,

tal vez la tierra tiene

en algún sitio oculto

la curva y el aroma de tu cuerpo,

tal vez en algún sitio, bella.


Bella, mi bella,

tu voz, tu piel, tus uñas

bella, mi bella,

tu ser, tu luz, tu sombra, bella,

todo eso es mío, bella,

todo eso es mío, mía,

cuando andas o reposas,

cuando cantas o duermes,

cuando sufres o sueñas, siempre,

cuando estás cerca o lejos, siempre,

eres mía, mi bella, siempre.


sábado, 15 de agosto de 2020

Madre naturaleza de Emilia Pardo Bazán: Amor y silencios


Se trata de una novela de finales del Siglo XIX muy descriptiva. Emilia Pardo Bazán nos hace disfrutar de la belleza de los paisajes y de las costumbres locales sin ahorrar ningún detalle. Asimismo ahonda profundamente en la naturaleza del alma humana y en sus contradicciones.

Es un canto al amor adolescente, la magia de unos sentimientos auténticos que desbordan a los personajes principales, Manuela y Pedro, que dejan atrás sus últimos días de niñez. Hay por desgracia una sombra en el idílico romance, el incesto. Un pasado en la vida de sus padres que a medida que avanza la lectura va tomando peso. 

El tío de Manuela, Gabriel, es otro personaje a destacar, individuo complejo en la que la autora se recrea para no dejar todo el protagonismo a la pareja. Es un tipo interesante, con mucho mundo, correcto y algo encorsetado pero con buen fondo.

El resto de personajes son necesarias aportaciones a una historia interesante e intensa a mi modo de ver, que se lee de corrido, exponiendo tanto con palabras como entrelineas y augurando una tormenta que se sabe que antes o después, va a descargar.

He de decir que me desagradó mucho el final, y aunque no me gusta comentar con demasiados detalles una lectura, por no destripar la historia en caso de no haberla leido, voy a hacer una excepción y entrar a saco en una obra que para mí tiene más miga de lo que parece.  

Para quien haya leído el libro, ¿acaso hay alguna duda de que entre Nucha y Julián (el pastor) hubo un romance?. El marqués de Ulloa perdía la noción del tiempo cuando se iba al monte de caza, vivía en el monte según el mismo dice, y Nucha, con una soledad mayúscula y en un mundo rural desconocido para ella sólo tenia a Julián, capellán del Pazo, como posible compañía. Curiosamente Julián, representaba de alguna forma el recuerdo de su amado hermano Gabriel, persona que deja la escritora entrever que no era muy capaz de atenderse a si mismo, como su desprotegido hermano en el que ella se volcó dándole todo su amor. ¿En que momento se convirtieron en un atormentado pastor de Dios y una pobre mujer que llevaba escrito en el rostro una congoja que anunciaba la muerte? El médico la vio unos meses antes de que ocurriese y ya auguró su final. 

Probablemente sucedió sin pretenderlo, y el pastor a pesar de echarle la culpa, la amó tanto que cuando regresó no pudo dejar de ir al cementerio dos veces al día, cada jornada... . Que el marqués lo descubriera, como todo en la vida, era cuestión de tiempo. Y que dudaba de su paternidad oficial resulta evidente por el trato que le da a su hija, por la que no tiene ningún interés en absoluto. Si se desvive en cambio, por el hijo que ha tenido fuera del matrimonio y que le consta que es suyo, y para él su legítimo heredero, y agradece sin miramientos éste hecho a su madre y al supuesto padre.
Hay unas líneas al final de la obra en las que Gabriel se lamenta porque su sobrina ha crecido medio abandonada y le pregunta a Julián por qué no la apoyó al verla tan desamparada. Éste le dice que cuando nació la niña se desvivía por ella, explica que sintió un amor "que no se puede explicar con palabras". Pero que cuando se fue, destinado a otro lugar, cambió de actitud, y decidió que era padre de todas su ovejas, así que al regreso ya no como capellán del Pazo sino como cura del pueblo, no quiso dar preferencia alguna a Manuela.
Hay otras lineas muy reveladoras. El pastor recibe una frase de Gabriel que le cae como una auténtica bofetada: "Don Julián, ¡usted que tanto ha querido a su madre...!" y reacciona, justificando la barbarie del convento como expiación de la culpa heredada, y alterado grita: 
"¡Ojalá que su madre hubiera entrado en el convento también!. Dios llama a la hija. ¡Que vaya! Virgen Santísma, ¡ampárala, recíbela, sosténla, quítala del mundo!".

Con tantos indicios ¿por qué no sale a la luz la historia de amor de Nucha y Julían, y de la semilla de su amor, Manuela? ¿por qué no habla Julián y acepta su responsabilidad para descargar a su hija de semejante penuria? ¿por qué no confiesa el marqués su sospecha de que no es el padre de Manuela para dar una oportunidad a su hijo de ser feliz?

Esta novela decimonónica es para mi una clarísima denuncia de una sociedad que se mueve entre lo natural de la vida y la artifiosidad de lo que no esta bien visto, eso que no se quiere mostrar porque moral y socialmente va en contra de la costumbre aceptada. Parece ser que el daño que se hace a dos inocentes no es motivo suficiente para airear los trapos sucios de la familia. La autora lo deja caer en mi opinión, y ahí queda, quién lo quiere ver lo ve.




lunes, 10 de agosto de 2020

Sobre el bien y el mal



Es muy habitual catalogar el mundo en función de "bueno" / "malo" y juzgarlo todo, incluidos nosotros mismos, en base a esa dualidad. Personalmente, he vivido muchos años así, indignada y bastante frustrada por cierto. 
Resulta muy tentador pensar que hacemos las cosas más o menos bien y que son los otros los que lo hacen mal. Pero la verdad es que somos mitad luz  (amor, jovialidad, generosidad...) y mitad oscuridad (temor, ira, prejuicios...). Y como nos cuesta tanto aceptar nuestra parte desagradable, nos enfocamos en lo que creemos que esta bien y lo que no nos gusta lo agrupamos allá, lejos de nosotros, adjudicándolo a esos que consideramos "los malos". 

Es tan práctico echarle la culpa a alguien o a algo cuando las cosas no van bien, parece el plan perfecto, pero en nuestro interior sabemos que no somos ángeles y el autoengaño no funciona del todo ¿si fuéramos tan perfectos, no nos irían las cosas mucho mejor?

El reto según lo veo yo es salir de la dichosa dualidad y aceptar que no hay verdades absolutas, y que al final sólo te queda coger el toro por los cuernos y pararle los pies a ese lado oscuro que todos llevamos dentro y proyectamos hacia los demás,  ¿Complicado? pues sí, bastante, pero creo que merece la pena intentarlo. Proyectar la culpa sobre otros es tan común que lo hacemos habitualmente y ni nos damos cuenta.


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la proyección