Mi conclusión a estas alturas de la vida es que en este mundo solo encajas bien si sigues el programa: consumir mucho, actuar en función de las opiniones de los demás, sobrevivir como sea a los miedos que van y vienen, adicción a la tv, a los dispositivos móviles ... etc. Pero en caso de seguirlo al pie de la letra acabo siendo lo que la sociedad quiere que sea, no lo que yo quiero ser.
Será por mi naturaleza revoltosa que hace tiempo decidí zafarme de tanto condicionamiento y me empeñe en ser la responsable de mi realidad, en lo bueno y en lo malo. Además, mis pensamientos ya no giran en torno a los horrores de cada día, trato apreciar las cosas sencillas y bellas que me hacen confiar más en la vida y me rio de todo, especialmente de mi misma. El mundo no cambiará porque una persona encuentre un poco de paz, lamentablemente, pero con la desazón tampoco arreglaba nada y la resistencia desgasta demasiado para ejercerla como rutina.
Así que volando por el cielo de mis ideas pasan los días, de forma pacifica, agradecida de estar viva y de experimentar y comprender... y un montón de cosas más. Para mi es una buena forma de vivir, ojalá pudiese hacer algo para cambiar el mundo pero me conformo con no dejar que me arrastre el vendaval y buscar cielos amables en los que volar, con los ojos bien abiertos y esperanzadoramente rebeldes. Algún día puede que lea esto que ahora escribo y ya no piense igual, o a lo mejor veré que lo que ahora siento fue un paso importante para llegar a dónde llegué ¿quién sabe?.