"NO HAY UN CAMINO QUE LLEVE A LA PAZ, LA PAZ ES EL CAMINO" M. GANDHI
Trátate a ti mismo de la manera que quieres que te traten, no esperes que alguien te dé lo que tú no eres capaz de darte

sábado, 15 de agosto de 2020

Madre naturaleza de Emilia Pardo Bazán: Amor y silencios


Se trata de una novela de finales del Siglo XIX muy descriptiva. Emilia Pardo Bazán nos hace disfrutar de la belleza de los paisajes y de las costumbres locales sin ahorrar ningún detalle. Asimismo ahonda profundamente en la naturaleza del alma humana y en sus contradicciones.

Es un canto al amor adolescente, la magia de unos sentimientos auténticos que desbordan a los personajes principales, Manuela y Pedro, que dejan atrás sus últimos días de niñez. Hay por desgracia una sombra en el idílico romance, el incesto. Un pasado en la vida de sus padres que a medida que avanza la lectura va tomando peso. 

El tío de Manuela, Gabriel, es otro personaje a destacar, individuo complejo en la que la autora se recrea para no dejar todo el protagonismo a la pareja. Es un tipo interesante, con mucho mundo, correcto y algo encorsetado pero con buen fondo.

El resto de personajes son necesarias aportaciones a una historia interesante e intensa a mi modo de ver, que se lee de corrido, exponiendo tanto con palabras como entrelineas y augurando una tormenta que se sabe que antes o después, va a descargar.

He de decir que me desagradó mucho el final, y aunque no me gusta comentar con demasiados detalles una lectura, por no destripar la historia en caso de no haberla leido, voy a hacer una excepción y entrar a saco en una obra que para mí tiene más miga de lo que parece.  

Para quien haya leído el libro, ¿acaso hay alguna duda de que entre Nucha y Julián (el pastor) hubo un romance?. El marqués de Ulloa perdía la noción del tiempo cuando se iba al monte de caza, vivía en el monte según el mismo dice, y Nucha, con una soledad mayúscula y en un mundo rural desconocido para ella sólo tenia a Julián, capellán del Pazo, como posible compañía. Curiosamente Julián, representaba de alguna forma el recuerdo de su amado hermano Gabriel, persona que deja la escritora entrever que no era muy capaz de atenderse a si mismo, como su desprotegido hermano en el que ella se volcó dándole todo su amor. ¿En que momento se convirtieron en un atormentado pastor de Dios y una pobre mujer que llevaba escrito en el rostro una congoja que anunciaba la muerte? El médico la vio unos meses antes de que ocurriese y ya auguró su final. 

Probablemente sucedió sin pretenderlo, y el pastor a pesar de echarle la culpa, la amó tanto que cuando regresó no pudo dejar de ir al cementerio dos veces al día, cada jornada... . Que el marqués lo descubriera, como todo en la vida, era cuestión de tiempo. Y que dudaba de su paternidad oficial resulta evidente por el trato que le da a su hija, por la que no tiene ningún interés en absoluto. Si se desvive en cambio, por el hijo que ha tenido fuera del matrimonio y que le consta que es suyo, y para él su legítimo heredero, y agradece sin miramientos éste hecho a su madre y al supuesto padre.
Hay unas líneas al final de la obra en las que Gabriel se lamenta porque su sobrina ha crecido medio abandonada y le pregunta a Julián por qué no la apoyó al verla tan desamparada. Éste le dice que cuando nació la niña se desvivía por ella, explica que sintió un amor "que no se puede explicar con palabras". Pero que cuando se fue, destinado a otro lugar, cambió de actitud, y decidió que era padre de todas su ovejas, así que al regreso ya no como capellán del Pazo sino como cura del pueblo, no quiso dar preferencia alguna a Manuela.
Hay otras lineas muy reveladoras. El pastor recibe una frase de Gabriel que le cae como una auténtica bofetada: "Don Julián, ¡usted que tanto ha querido a su madre...!" y reacciona, justificando la barbarie del convento como expiación de la culpa heredada, y alterado grita: 
"¡Ojalá que su madre hubiera entrado en el convento también!. Dios llama a la hija. ¡Que vaya! Virgen Santísma, ¡ampárala, recíbela, sosténla, quítala del mundo!".

Con tantos indicios ¿por qué no sale a la luz la historia de amor de Nucha y Julían, y de la semilla de su amor, Manuela? ¿por qué no habla Julián y acepta su responsabilidad para descargar a su hija de semejante penuria? ¿por qué no confiesa el marqués su sospecha de que no es el padre de Manuela para dar una oportunidad a su hijo de ser feliz?

Esta novela decimonónica es para mi una clarísima denuncia de una sociedad que se mueve entre lo natural de la vida y la artifiosidad de lo que no esta bien visto, eso que no se quiere mostrar porque moral y socialmente va en contra de la costumbre aceptada. Parece ser que el daño que se hace a dos inocentes no es motivo suficiente para airear los trapos sucios de la familia. La autora lo deja caer en mi opinión, y ahí queda, quién lo quiere ver lo ve.




10 comentarios:

  1. Leí la madre naturaleza en 1993, así que no la recuerdo demasiado. Sí que he leído y explicado en clase a mis alumnos más recientemente Los pazos de Ulloa, así que he podido seguir tu desarrollo argumental del amor clandestino entre Julián y Nucha.

    Nuestra sociedad ha dado la vuelta a todo lo que eran las sociedades anteriores y ya no digamos la sociedad decimonónica. La modernidad ha abierto tabúes y prohibiciones, nos cuesta comprender cómo funcionaban las sociedades antes de nosotros. Probablemente dentro de cien años nos mirarán a nosotros con extrañeza porque lo que hacemos les resultará primitivo y atávico. Estamos en las consecuencias de la modernidad. Pero el mundo rural de Pardo Bazán todavía no ha entrado en la modernidad, al menos en sus comarcas de la Galicia profunda. Conozco la Galicia profunda hoy día y sé que el machismo y la imposición de roles masculinos y femeninos es todavía tiránica. No quiero pensar lo que era el tiempo de qué habla la novela. Bastante avanzada fue Emilia al esbozar conflictos terribles que no puede desarrollar porque la moral de su tiempo se lo impide. La Pardo Bazán tuvo que resistir los ataques machistas de su tiempo. No recuerdo La madre naturaleza pero todavía me emociono cuando en Los pazos de Ulloa, Julián vuelve al cabo de diez años y va a la tumba de Nucha y la besa, llora, se roza con ella, yo les decía a mis alumnos que era un signo claramente sexual. No estaban de acuerdo conmigo, pero mi lectura moderna me lo hace intuir así. Un saludo.

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    1. No he leído Los pazos de Ulloa, llegó este libro a mi por casualidad y como no había ojeado nada de Pardo Bazán y el titulo era tan sugerente, me puse con él. Me gustó mucho, pero ese regusto final de derrota ante el secretismo en la sociedad (que el modernismo me temo no ha podido superar) me hace dudar si leeré o no Los pazos de Ulloa. Te lleva la autora hacia una dualidad tan grande en este libro... de la belleza y el esplendor de lo natural a lo más mezquino y falso del ser humano, algo que me agita y me molesta, no sé si quiero guiar mi lectura por esos derroteros.
      Gracias por compartir tu experiencia ¡un abrazo!.

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  2. Un enfoque muy interesante el que nos comentas aunque la intuición a veces es puramente subjetividad y otras la más pura intuición que acierta. Feliz fin de semana

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    1. Pues si, las suposiciones eso son, por muy claro que a una le parezca. Es muy atrevido querer ponerse en la piel de la autora, y aún así, no pude dejar de escribir mi percepción.
      Gracias por tu aportación y ¡feliz fin de semana!.

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  3. Hace muy poco he leído 'La gota de sangre y otros cuentos' de Emilia Pardo Bazán, que también recomiendo.

    Saludos.

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  4. Gracias por pasarte, tomo nota de lo que comentas. Un saludo.

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  5. Muchas gracias Ana por tu visita y dejar tan lindo comentario.
    El libro que nos dejas como reseña tiene una buena pinta es cuestión de tenerlo presente en mis próximas lecturas.
    Muchas gracias .
    Besos.

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  6. Gracias a ti por pasarte. Un besito.

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  7. fascinante como reseñas saludos desde Miami

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