Andaba estos días en busca de una poesía que me diese tono, que me evadiera del sopor de este verano extraño, lleno de desasosiego y de oscuros vaticinios. Y ¿como no? Bella de Neruda me salió al paso en ese camino que haces cuando no sabes a dónde vas, pero algo te lleva a encontrar justo lo que buscas.
Poema hondo, que te enciende el sentimiento, en especial si tienes a alguien, algo, a que asociar. Fue el poema que leí a mi hija cuando quiso saber qué era la poesía. Le impresionó, porque puse el alma en esa lectura, pensaba en ella con cada palabra que pronunciaba, mi hija, mi bella... . Hoy, con la idea en mente de escribir sobre éste poema le pregunte si se acordaba de la vez en que se lo leí, y ese torrente de hormonas de preadolescente que es ahora mi hija, dudó, y finalmente dijo que no se acordaba bien. Así están las cosas, la poesía sólo es pasado efímero en el eterno presente en el que ahora vive. Pero pienso que hay muchas posibilidades de que vuelva a ella, porque un primer contacto con la poesía en la infancia deja su huella. Ojalá se leyese más poesía a los niños, preciado regalo que se deposita en el alma.
Bella,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro, bella.
Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo, bella.
Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa, bella.
Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino, bella.
Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro, bella.
Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo, bella.
Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio, bella.
Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra, bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas, siempre,
cuando estás cerca o lejos, siempre,
eres mía, mi bella, siempre.
Muy hermoso poema, cierto. Entiendo que te inspire y que gustara a tu hija. Yo sí que leí muchos poemas a mi hija cuando tenía ocho, nueve, diez y once años. Muchos se los aprendía de memoria y le hacía ilusión infinita recitármelos una y otra vez. Le regalé bastantes libros de poesía. Era un momento maravilloso cuando por la noche nos poníamos media noche en la cama a leer, poesía o relatos. Ahora va a cumplir 21 años, y, aparte de recordar todavía algunos poemas, no veo que tenga ninguna predisposición a la poesía, ni a leer. Sencillamente no le va, no puede o no le sale. En cambio, mi otra hija, a la que no leí poesía que tiene tres años más, es una lectora de poesía joven de esa de instagram -que a mí no me convence- y tiene un buen rimero de libros poéticos, algunos se los he regalado yo. Es curioso... Un saludo.
ResponderEliminarCreo que la poesía es una semilla y en el momento adecuado se desarrolla. Esas vivencias tan especiales que compartiste con tu hija ahí están, dormidas en algún lugar, cuando sea necesario invocarlas las tendrá a su disposición.
ResponderEliminarA mi no me leyeron poesía de niña, pero mi madre atesoraba un ejemplar de "Rimas y leyendas" de Bécquer y por mi cuenta me adentré en ese mundo. Primero las leyendas que me fascinaron y después la poesía. A hurtadillas cogía el libro y lo absorbía casi con la misma pasión con la que devoraba "Los cinco" de Enid Blyton.
Estoy segura de que el poso de la lectura en los primeros años deja su impronta, pero pensándolo bien, no hay una edad especial para dejarse acunar por ella, siempre es buen momento para echar a volar a otras realidades, otras vivencias a las que los libros te pueden llevar. Un abrazo Joselu.
Hay otro planteamiento que es que los hijos salen como salen y que cuestiona realmente el llamado mito de la educación. Hay un libro muy interesante que se llama así. Los padres, bienintencionados, hacemos muchas cosas para dar lo mejor a nuestros hijos, en cierta manera para programarlos para experiencias que nos parecen buenas, pero la realidad es muy otra. La vida en estado puro es mucho más potente que la educación. Tu hija es preadolescente o adolescente. Hablemos de ello cuanto tenga veintitantos años. Un abrazo, Ana.
ResponderEliminarQué interesante lo que comentas, y el libro que citas es de Judith Rich Harris ¿verdad?. Me ha entrado mucha curiosidad y ya lo tengo a la vista en pdf.
ResponderEliminarAcabo de ver que está descatalogado en la Casa del libro, así que si lo tienes en pdf, genial. Es un enfoque claramente a contra corriente de lo que pensamos los padres cuando queremos crear condiciones para que nuestros hijos salgan de alguna manera programados para cosas buenas, las que nosotros entendemos como buenas. Yo lo leí hace más de veinte años y me pareció muy, pero que muy interesante.
EliminarMuchas gracias!!!
EliminarMuy interesante lo de dejar semillas de poesía en su alma para que llegado el momento germinen con todo su esplendor. Estupenda reflexión. Besos
ResponderEliminarGracias a ti, un besito Neuriwoman!!
Eliminar¿Es de aquel poemario titulado Los versos del capitán? ¿O acaso de Veinte poemas de amor y una canción desesperada? Me suena de mis tiempos juveniles y primeros enamoramientos. Creí mucho en Neruda, tal vez por aliciente afectivo.
ResponderEliminarPertenece a Los versos del capitán, en su época de exiliado en la isla de Capri, donde vivió un amor intensísimo que da lugar a la obra publicada de forma anónima para no molestar a su mujer, supuestamente en vías de separación.
EliminarDejo un enlace por si quieres releer https://ciudadseva.com/category/libros-completos-poemas/los-versos-del-capitan/.
Me suena que estas suscrito a Ciudad Seva, juraría que tú me hablaste de la página hace bastante tiempo, pero bueno, ahí queda, para quien le pueda apetecer leer a Neruda.
Un abrazo, gracias por pasarte FAckel.
Nerura es un clásico, como tal es de los que se vuelve una y otra vez.
ResponderEliminarGracias por traerlo aquí.
Un abrazo.
Gracias a ti por opinar. Un abrazo Alfred.
ResponderEliminarHola Ana , mil gracias por tu visita y comentario a mi casita. Sabes leyéndote me he dado cuenta que en los colegios deberían desde primaria enseñar a los peques la poesía y a recitar, creo que ello les haría más sensibles, es una manera de introducirlos a la literatura y por tanto a leer. Un fuerte abrazo y linda poesía la que nos ofreces.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste. Gracias por pasarte Campirela.
ResponderEliminarEstoy totalmente seguro de que tu hija volverá a leer algún día esta y otras poesías.Como bien dices,cuando se conoce la poesía en al infancia,jamás se olvida.
ResponderEliminarGrande Neruda.
Eso espero, ojalá. Neruda y su obra tienen algo que me atrae muchísimo. Es un grande, sin duda. Gracias por pasarte ¡un abrazo Joaquín!
ResponderEliminarHola Ana, es muy hermoso lo que has compartido. Mis hijos me ven metida en el blog y me preguntan ¿qué escribes hoy mami? Y hay veces en que les leo según sea el ánimo de ellos jeje Pero ya tienen la idea de qué es una poesía y de lo bonito que es leer y compartir lo que sentimos. Les digo que no publicaré un libro, pero que todo lo que he escrito quedará para ellos. Gracias por traer a Neruda. Un abrazo
ResponderEliminarLeer a los niños siempre ha sido bueno para alimentar su imaginación, y la poesía pienso que les hace bien porque tiene un extra de sentimiento. Me parece genial que les leas a tus hijos lo que escribes porque les das algo más tuyo. Gracias a ti por pasarte y por comentar, Neruda tiene un algo que nos atrae a muchos. Un abrazo.
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