De pequeña me llegaron a decir que llevar la contraria era de mala educación, que lo conveniente era aceptar la norma general aunque a mi no me cuadrase para nada, que rebelarse equivalía a ser mala persona... tal cantidad de trabas me ponían a tener criterio propio que me he pasado buena parte de mi vida adulta soltando esa retafila de programas.
Lo bueno de llegar a los 50 años es que ya no sientes tanta presión, al menos en mi caso, y puedo guiarme por esa vocecita interior, intuición o lo que sea, con independencia del sentir generalizado.
Y ser la "oveja negra" no está tan mal, la libertad infinita que te ofrece compensa con creces el lidiar con la desaprobación de quienes aprecias y te importan, porque al final si el aprecio es mutuo lo aceptan, más o menos. Si procuras que tus palabras o actos no dañen intencionadamente a otros, hacer lo que te parece correcto a tí, y no al resto del mundo, lo encuentro natural. A pesar de la connotación negativa que tiene la expresión "rebelde" pienso que la rebeldía es positiva o negativa según el propósito que encierra como tal.
Además aceptar lo que te salga al paso sin cuestionar siempre me ha venido mal, algo en mi interior me decía que no, que por ahí no iba bien, y bendita rebeldía, que me ha sacado en muchas ocasiones de verdaderas encerronas.
Ahora como madre me toca sobrellevar la rebeldía de una preadolescente, e intento en la medida de lo posible no contradecirme. Cuando mi hija era pequeña y mis palabras eran muy importantes para ella le dije en más de una ocasión que lo cuestionase todo, incluso mis palabras, que no existen verdades absolutas, así que ahora aguanto el chaparrón como buenamente puedo. Quería que fuese una librepensadora y vaya si lo conseguí, je, je. Y como la familia es el blanco perfecto para ensayar esta obra de teatro que es la vida, observo pacientemente y acepto sus razonamientos aunque estén en las antípodas de mi pensamiento, a veces me río y otras me dan ganas de tirarme de los pelos, pero curiosamente al final todo fluye, y mi hija me da alguna que otra lección que me deja perpleja.
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Dices que si tus actos o palabras no dañan intencionadamente a otros hacer lo que te parece correcto a ti es natural. Algo así. ¿Y qué pasa si has llevado una vida de esclavitud completa respecto a los otros, marido, hijos, suegro, suegra, madre con alzhéimer, hermanos, y decidieras elegir la libertad y enviar toda esa esclavitud por la borda y ser libre? Claro que dañarías a otros que se están aprovechando de ti por ser la más buena, la más débil, la más sumisa, la más responsable. Si esa persona eligiera huir, claro que dañaría a un montón de personas: marido, suegros, hermanos que tendrían que hacerse cargo de la madre con alzhéimer, ya lo creo que dañaría pues tenían un filón contigo... Es un caso que he vivido estos últimos días. Una buena mujer con carácter sumiso termina asumiendo toda la carga por todos los lados con un marido machista de hace un siglo que no le deja ni siquiera tener tarjeta bancaria, cuidando a los suegros. En su vida ha tenido vacaciones. Jamás. Vive en la aldea gallega. ¿Qué pasaría si se rebelara y huyera? No lo va a hacer, hay personas increíblemente buenas que desperdician su vida por los demás sin que estos se lo agradezcan tampoco pues es su obligación. ¡Qué rabia me ha dado conocer este caso y cómo he ansiado que esta mujer de cincuenta y tantos años huyera y dejara todo empantanado! Elegir la libertad no es tan sencillo, hay personas que nacen para ser esclavizadas y no pueden rebelarse. Hay muchos casos en este sentido. Un abrazo.
ResponderEliminarPara ayudar a una persona esclavizada a ver su equivocación no sirven las palabras, sí los hechos. Si esa persona ve a alguien que estaba como ella y se liberó y por fin alcanzo cierta felicidad, eso no le pasará desapercibido. El problema es que hay muchas personas esclavizadas y pocas a las que podamos tomar de referencia para aspirar a una vida mejor.
ResponderEliminarSalirse de la norma cuesta, claro, pero es más fácil cuando ves que otros lo han hecho y les ha ido bien, ojalá aparezca en la vida de esa mujer alguien que le abra los ojos, sin palabras sólo con hechos.
Gracias por pasarte, un abrazo.
hay que enseñar a ser libre, aunque se vuelva en contra nuestra.
ResponderEliminarSaludos.
Si, a pesar de que la inercia nos lleva a educar a los niños como lo hicieron nuestros padres y de que resulta una apuesta arriesgada darle a un hijo la libertad de cuestionar las cosas, aún así, creo que es peor que la persona que más te quiere te limite en tu desarrollo por el hecho de que siempre se ha hecho así.
EliminarGracias por tu opinión. Un abrazo.
Opino al igual que tú de que siempre debemos actuar bajo nuestros criterios, respetando siempre no dañar al prójimo ni a nosotras mismas por tomar nuestras propias decisiones, escuchando consejo y opiniones pero siendo nosotras las que tenemos la última palabra que al fin y al cabo nuestra vida es el fruto de esas decisiones o de la ausencia de ellas. Tienes un bonito espacio para la reflexión. Besos
ResponderEliminarGracias. Y si, al final no podemos vivir la vida como a los demás les gustaría que la viviésemos, antes o después pasa factura. Un beso, buena tarde!!
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